Reflexiones en torno a la "guerra cultural" que han desatado las derechas dsde hace unos años, y que saca lo peor de ellas mismas, queriendo identificar su rancia ideología con España.
Estoy ya harto de que los fachas se proclamen patriotas y quieran hacernos creer que para ser español hay que ser fascista.
Estoy harto de que comparen el blanqueamiento de la ultraderecha VOX, que es vuelta al franquismo, que es machismo, que es neoliberalismo casposo, que es recorte de derechos y libertades cuando no supresión de los mismos, con los pactos con izquierda republicana de cataluña o con bildu.
Hay que trasladar a la opinión pública la idea de que los medios de comunicación nos están engañando: para ser español no hay que ser fascista, nostálgico del franquismo, cagarse en los maricones y lesbianas o despreciar a los pobres, incluso a los trabajadores, sean o no pobres, a los extranjeros (a los inmigrantes, no a los turistas), pretender destruir los servicios públicos, para privatizarlos y que unos cuantos espabilados se aprovechen de los beneficios, creerse y divulgar todo tipo de bulos, informaciones falsas, sesgadas, tendenciosas, medias verdades, para promover un estado de crispación perpetua, canalizando la frustración de los españoles hacia los colectivos mas vulnerables, hacia los independistas, hacia los "progres".
Frustración de los españoles que se produce por la precaria situación económica de gran parte de la sociedad, por la sensación de estar perdiendo derechos, por ver cómo se desmorona el incipiente estado del bienestar que hasta hace aún 15 o 20 años, se desarrollaba en nuestro país, por ver a la juventud sin futuro, atada al paro o a trabajos temporales y mal pagados. Frustración que las élites pretenden utilizar para afianzar sus privilegios y hundir más en la miseria a la mayoría social.
Se puede ser español sin ser fascista, se puede ser español o española siendo feminista, defendiendo los derechos LGTBI, siendo solidarios, no dejando a nadie atrás; se puede ser español o española luchando por la profundización de la democracia, por la reforma de las administraciones públicas para erradicar el enchufismo, para que funcionen con eficacia, se puede ser español buscando fortalecer los servicios públicos, defendiendo una fiscalidad más justa, que paguen más los que más tienen sin que las grandes fortunas puedan evadir sus capitales a los paraísos fiscales o utilizar tretas como la SICAV para no pagar impuestos, se puede ser española o español luchando contra el cambio climático, contra la destrucción de los ecosistemas, trabajando por la igualdad efectiva y no sólo formal, entre hombres y mujeres, por la conciliación entre trabajo y cuidados familiares, por la mejora de las condiciones materiales de la mayor parte, de toda la sociedad, por la mejora, de nuevo real y efectiva, no sólo formal o sobre el papel, de la sanidad y educación públicas.
Los españoles tenemos derecho a estar indignados, pero lo mismo que los demás europeos y los demás habitantes del planeta al ver cómo el impresionante desarrollo tecnológico que el mundo ha alcanzado en este primer cuarto del siglo XXI, se utiliza por las élites que controlan la economía de manera sesgada, para incrementar beneficios de unos pocos, de manera que no sólo no se evita, sino que se favorece el calentamiento global, con todo lo que conlleva de desertización, falta de agua, sufrimiento de la mayoría de la sociedad, cómo no se evita, sino que se favore la creciente contaminación de los mares, por ver cómo se crean relaciones sociales de cada vez mayor desigualdad, cómo el mundo en general y nuestra patria en particular evolucionan a peor y se entrevee que nuestros hijos y nietos vivirán peor que nosotros.
La indignación que nos produce el mundo nefasto neoliberal no debe llevarnos al odio, como quieren las élites, sino a trabajar por un mundo mejor. Hay que ser firmes contra el fascismo, pero no caer en la trampa de la crispación. Frente a la crispación, libertad sin ira, que nos lleve a unirnos en torno a una España solidaria, feminista, demócrata, profundamente demócrata, que no condene a ningún colectivo a la pobreza y a la ignorancia. Que nos lleve a reflexionar y llegar a acuerdos sobre temas concretos, sobre las trabas a que se enfrenta la vida cotidiana de la gente, y a establecer un marco ideológico amplio, donde quepa toda la mayoría social, con todas sus diferencias y matices, que nos permita mejorar nuestra vida concreta, aquí y ahora, y el horizonte de lo que podemos conseguir a medio y largo plazo.
Frente a la crispación que gusta a las élites, libertad sin ira, firmeza, tolerancia, unidad entre los diferentes para conseguir un país mejor. Frente a la crispación que las élites y sus prolongaciones políticas y mediáticas promueven, frente al blanqueamiento de la ultraderecha para que puedan recortar libertades y derechos, orgullo de ser español feminista, español demócrata, español solidario, español en igualdad con otras nacionalidades, español que lucha por la mejora de las condiciones laborales.
Los medios de comuicación nos engañan: ser español no es ser fascista. Viva España solidaria, viva España feminista, viva España demócrata, real y efectivamente demócrata, viva España que no deja a nadie atrás, viva España decente, que ataja la corrupción, que evita los deshaucios injustos, sin alternativa habitacional.
Viva España decente que puede ir a Cataluña y a Euskadi a decirles "sigamos juntos", juntos en democracia, sigamos juntos porque juntos vamos a reconstruir y profundizar el estado del bienestar, sigamos juntos porque juntos ayudaremos a construir una Europa justa, solidaria y fuerte, que sea referente de paz y de desarrollo sostenible para todo el planeta, sigamos juntos porque juntos, con humildad y con valentía vamos a dar lo mejor de nosotros mismos para ayudar a nuestros hermanos latinoamericanos a superar las opresiones que padecen, vamos a favorecer la lucha que ya están dando, y que, de la manera que ellos determinen, se haga real la Patria Grande americana.
Frente a la crispación y desprecio a los diferentes que promuevan las élites económicas y sus agentes políticos (el bloque de derechas), mediáticos (la abrumadora gran mayoría de televisiones, radios y periódicos) y todos los bulos, todo el odio que destilan en redes sociales, hay que trasladar a toda la sociedad la idea de España libre, pero sin ira, demócrata, solidaria, feminista, en marcha hacia la mejora de las condiciones de vida de la sociedad.
Hay que trasladar a grandes capas sociales, la idea de que España no es nostálgica del franquismo, no quiere recortes de libertades ni derechos, no quiere desigualdades sociales cada vez mayores, no quiere privatizar los servicios públicos, que ése no es el proyecto de la mayoría social, sino el de las élites económicas, y desde luego el de los cuatro consejos de administración de las cuatro empresas que controlan el 80% de las audiencias mediáticas en nuestro país, también el de los oscuros y ocultos propagadores del odio y las mentiras en redes sociales.
Y es importante estar alerta contra todos lo engaños, que vienen de los lugares más inesperados, siempre promovidos por unos cuantos poderes económicos y mediáticos. Hay que desarrollar, aunque es dificil, el pensamiento crítico. Libertad sin ira y pensamiento crítico.
Hay que trasladar a toda España la idea de que no nos merecemos el odio ni la crispación permanente, que nos mereremos un mundo mejor.
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