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lunes, 22 de septiembre de 2025

Comentario político

 Lunes 22 de Septiembre de 2025


Se ha desarrollado una derecha postmoderna, en el sentido de que supera la lógica de la modernidad.

Trasciende la dicotomía entre fascismo y democracia al desustancializar la democracia.

Supera la dicotomía entre lo político y lo económico al convertir lo político en un escenario inmediato de lo económico.

Trasciende la oposición entre representatividad real e imposición jerárquica quitando la base a la autonomía del ciudadano.

A ver si puedo explicar esto:

Para ello, es clave analizar cada una de las ideas que se presentan sobre la "derecha postmoderna", que describen una forma de pensamiento político que rompe con las ideas tradicionales de la modernidad.

Superación de la lógica de la modernidad.

La Ilustración y la modernidad se basan en la idea de que la razón, el progreso y las ideologías (como el liberalismo, el socialismo o incluso el fascismo) son la base de la sociedad. Sin embargo, esta "derecha postmoderna" ya no se rige por esos principios. No se trata de un simple regreso a viejas ideas, sino de una nueva forma de operar que usa conceptos de la modernidad (como la democracia) para sus propios fines.


Desustancialización de la democracia

Esta derecha "trasciende la dicotomía entre fascismo y democracia". Esto no significa que sea fascista, sino que ha vaciado de significado la democracia. En lugar de ser un sistema de poder del pueblo, la democracia se convierte en un simple procedimiento sin contenido real. Es decir, se mantienen las elecciones y las instituciones democráticas, pero el poder real no reside en la ciudadanía, sino en otras fuerzas.


Lo político como escenario de lo económico

Tradicionalmente, la política y la economía eran vistas como esferas separadas que interactuaban, a veces en conflicto. La política regulaba o controlaba la economía.  La "derecha postmoderna" elimina esta separación. Lo político se convierte en un "escenario inmediato de lo económico", lo que significa que las decisiones políticas no son autónomas, sino que están directamente subordinadas a los intereses del mercado y las corporaciones. La política ya no busca el bienestar general, sino que sirve directamente a los intereses económicos de un grupo.


Autonomía del ciudadano

El último punto, "trasciende la oposición entre representatividad real e imposición jerárquica", se refiere a cómo se despoja al ciudadano de su poder. La representatividad (elegir a un líder que represente al pueblo) se convierte en una farsa. Al mismo tiempo, la imposición jerárquica no se muestra de manera abierta y dictatorial. En cambio, se "quita la base a la autonomía del ciudadano" al hacer que las decisiones parezcan inevitables o determinadas por el mercado, y no por la voluntad popular. El individuo se vuelve pasivo, sin capacidad real de influir en las decisiones que le afectan.

En resumen, se trata de una evolución de la derecha que ya no se define por las ideologías tradicionales. En lugar de ello, utiliza la democracia y la política como herramientas para imponer una agenda económica y política, reduciendo el papel del ciudadano a una figura sin poder real.

Para imponer su agenda política y económica, la derecha postmoderna, utiliza el poder mediático, que está en manos de fondos de inversión y grandes corporaciones, que a su vez controlan cada vez más las redes sociales. 

El poder mediático es afín a los partidos de derechas, que a su vez representan los intereses del poder económico, y actúa a través de estrategias de ingenieria social, desviando frustración y rabia del pueblo hacia supuestos peligros, como "okupas", "inquiokupas", "inmigrantes musulmanes", "progres woke", "feminismo (previamente adulterado)", mientras las derechas se aprestan a demoler y privatizar lo que queda de servicios públicos, para hacer buenos negocios, aprovechando que la gente embiste al trapo lleno de muñecajos que ondean ante el pueblo.

Quedan sin resolver, por contra son agravados, los problemas de acceso al trabajo digno, a la vivienda, a la autonomía personal, a un proyecto de vida humana, a atención sanitaria para no morir de enfermedades curables, a alimentación de calidad.

Ante eso es previsible que haya criminalización de la protesta social, de los colectivos antes citados, utilización de la guerra para imponer disciplina social y toda una serie de medidas que conlleven depauperación del pueblo y enriquecimiento de las élites.


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