Arturo Gaete
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C. Devenir
Del devenir ya hemos dicho que es la unidad del ser y de la nada; pero no una unidad de fusión, sino una unidad en la cual los dos son diferentes, aunque inseparados e inseparables. Pero estos "diferentes" el uno del otro desaparecen cada uno en su opuesto. Ahora podemos repensar estas afirmaciones a la luz del trayecto lógico recorrido.
Hegel desarrolla la dialéctica del devenir en tres puntos: 1. Unidad del ser y de la nada, 2. Los momentos del devenir: nacer y perecer, 3. La "sursumisión" del devenir.
Unidad del Ser y de la nada
El ser y la nada tienen su verdad en el devenir. Esto quiere decir que cuando en A. y en B. hablamos del ser y de la nada estamos solo balbuceando un discurso que no estará acabado hasta llegar al devenir. Y la verdad es que son lo mismo y no son lo mismo: son elementos de un proceso y solo en el proceso se comprende lo que son.
Para entender mejor lo que es este proceso del devenir, ayuda compararlo con otros puntos de partida del filosofar. Aristóteles parte también del movimiento, pero lo hace residir en un sustrato (hypokeimenon). Schelling y, de otro modo, los materialistas franceses del siglo XVIII lo toman como algo dado. Descartes y Fichte parten del Yo vacío, aunque los contextos en los cuales plantean su problemática son muy distintos. Hegel parte de la procesualidad pura, sin sustrato y del paso (Übergang) de uno a otro de los elementos del proceso. Estos elementos resultan ser, retrospectivamente, el ser y la nada.
"El puro ser y la pura nada son... la misma cosa... Pero al mismo tiempo ellos no son lo mismo". Sin embargo, la unidad y la diferencia no tienen el mismo status metafísico. La unidad está explícitamente dicha en A. y B. de la Ciencia de la Lógica y en los párrafos 86 y 87 de la Enciclopedia. Otra cosa sucede con la diferencia: "Pero, porque aquí la diferencia no se ha determinado, porque el ser y la nada son todavía lo inmediato; la diferencia, tal como está en ellos, es lo inefable, lo que está simplemente implícito". Recién bajo C. Devenir surge la diferencia hasta ese momento implícita y con ello la mediación. Esta mediación es la actividad del pensar que se ejercita en la categoría del devenir. Es el pensar el que refiere el ser a la nada y viceversa; es el pensar el que los unifica y distingue a la vez.
A continuación vienen cuatro notas de más fácil lectura. En ellas recuerda el carácter incomprensible del pensar especulativo para la conciencia común y en general para las formas variadas de la representación (sentimientos, intuiciones, imágenes, fines, deberes, conceptos en sentido común). Las representaciones pueden ser consideradas como metáforas. En cambio hay que entender por categorías o conceptos en sentido filosófico aquellos que han sido deducidos sistemáticamente. Los temas que desarrolla en estas notas son los siguientes: la oposición del ser y de la nada en la representación; imperfección de la expresión: unidad e identidad del ser y de la nada; la acción aisladora de estas abstracciones e incomprensibilidad del comienzo.
Los momentos del devenir: nacer y perecer
Por momento Hegel entiende un término esencialmente relativo, es decir, que no vale por sí y aisladamente, sino solamente en y por la relación que presupone lógicamente como su fundamento. Esta relación lo pone a él como diferente del otro momento de la oposición.
En el presente caso, la relación presupuesta de la cual el ser y la nada son momentos es el devenir. Esta es, hablando en rigor, la primera categoría lógica.
Ellos (ser y la nada) son pues en esta unidad, pero como desapareciendo, esto es solo como sursumidos. Ellos caen desde su primeramente imaginada independencia a la situación de momentos todavía diferenciados, pero al mismo tiempo sursumidos.
Esta es la primera vez que aparece en la Lógica el término clave: Aufhebung, aufheben, que a menudo se traduce al castellano por "eliminación, eliminar". Pero esta traducción deja escapar una parte importante de la significación polifacética del término alemán Aufhebung, aufheben. Por eso yo prefiero crear un neologismo —"sursumir"— cuyo sentido quedará explicitado en las líneas que vienen.
La palabra Aufheben tiene en el idioma (alemán) un doble sentido: significa tanto la idea de conservar (aufbewahren), mantener (erhalten) y al mismo tiempo la de hacer cesar (aufhören lassen), poner fin (ein Ende machen). El mismo conservar incluye ya en sí el aspecto negativo, en cuanto que se saca algo de su inmediatez y por lo tanto de una realidad (Dasein) abierta a las acciones exteriores, a fin de mantenerlo.
Aunque el texto es claro, un ejemplo tomado de otra esfera ayudará a los lectores menos familiarizados con el vocabulario de Hegel. El sentido negativo no pide mayor declaración. Un animal muere; ha cesado de existir. Distinta es la situación del viviente que crece: va dejando atrás sus estadios iniciales, pero conserva el hilo conductor con su pasado. Además, al crecer no solo aumenta de tamaño, sino que mejora la calidad de lo que era. La conservación no es como la de un animal en el laboratorio; el Aufhebung se parece más bien a lo que hace el artista que, en contacto permanente con sus raíces, las conserva recreándolas.
Hegel no disimula el gozo que le produce encontrar en la lengua alemana palabras que tengan dos significados del tipo que hemos analizado. "Pero debería resultar sorprendente a este respecto que un idioma haya llegado al punto de utilizar una sola y misma palabra para dos determinaciones opuestas. Para el pensamiento especulativo es una alegría el encontrar en un idioma palabras que tienen en sí mismas un sentido especulativo; y el idioma alemán posee muchas de tales palabras."
En 1. Unidad del ser y de la nada. Hegel privilegió la unidad, dejando la diferencia apuntada solamente. Ahora en 2. Momentos del devenir, va a restablecer el equilibrio dando adecuado desarrollo a la diferencia.
De este modo el devenir se halla en doble determinación; en una es la nada como inmediata, vale decir que se halla empezando a partir de la nada, que se refiere al ser, esto se traspasa al mismo; en la otra es el ser como inmediato, vale decir, se halla emprendiendo desde el ser, que traspasa a la nada: nacer y perecer.
Hasta ahora el ser y la nada estaban en una relación inmediata: uno no es el otro. En la ontología sustancialista la cosa es muy clara: lo primero es que el ser es y la nada no es. Lo segundo es pensar el movimiento a partir de esta base sólida. Hegel da vuelta la posición sustancialista: lo primero es el devenir, el movimiento; lo segundo es pensar el ser y la nada a partir del devenir. No hay dos procesos de devenir, sino uno solo. Pero éste tiene dos momentos. ¿Qué significa el nacer? El advenimiento al ser de algo que no era, de la nada. No había un ser y ahora lo hay. ¿Qué significa el perecer? Que algo que era ya no es. Tanto el ser como la nada están referidos el uno al otro, por la mediación del devenir. Todo esto puede parecer muy sutil. Lo parecerá menos cuando, a medida que se despliegue el proceso dialéctico, veamos aparecer con nitidez cada vez mayor un tipo de negatividad y de sursumción que aquí aparecen recién en esbozo.
La "sursumición" del devenir
"El devenir como el traspasar a la unidad del ser y de la nada, que se halla como siendo, o sea que tiene la forma de la unidad unilateral inmediata de estos momentos, es el ser ahí (Dasein)".
El devenir puede ser mirado con tipos diferentes de ojos: los del entendimiento y los de la razón. "El pensamiento en cuanto entendimiento se atiene a la determinidad fija y a su carácter diferencial por respecto a otras". En cambio, "lo especulativo o positivamente racional aprehende la unidad de las determinaciones en su oposición, lo positivo que está contenido en su resolución y en su paso (a otra cosa)".
El entendimiento ve en el devenir solo "la inquietud carente de reposo", pero no es capaz de leer un sentido en este movimiento, se diría que lo ve como las olas de un mar agitado que llevan a un barco sin timón de un lugar a otro, de una manera caótica y sin dirección.
La razón mira las cosas de otra manera: ve los procesos y su sentido profundo. No se contenta con decir, como Zenón de Elea, que el movimiento es contradictorio y por lo tanto irreal, sino que trata de leer hacia dónde apunta la contradicción. La realidad lleva dentro de sí su propio motor, que la empuja hacia adelante: es la negación o, como dije en lenguaje figurado en la Introducción, es la presión del iceberg que empuja cada vez más a la manifestación de lo que está debajo. Para el que mira con mirada especulativa, no hay solo movimiento; este en determinados momentos llega a un resultado y en él se reposa.
Pero (el devenir) se recoge también en tranquila unidad. Ser y nada están en él solo como desapareciendo; pero el devenir como tal existe solo por medio de la diferencia. Su desaparecer significa por lo tanto el desaparecer del devenir, o sea el desaparecer del desaparecer mismo. El devenir es una inquietud carente de firmeza, que cae en un resultado de reposo.
El ser y la nada han cumplido su misión en el proceso lógico; pero no solamente desaparecen la una en la otra, sino que desaparece el devenir que recogía lo válido de ellas. Pero no nos encontramos en presencia de un cataclismo lógico: la realidad sigue en pie e igualmente la razón que la piensa. Ha llegado el momento de la sursumición (Aufhebung). La desaparición de estas categorías volátiles deja ver lo que hasta entonces no era posible ver: un ser que lleva en su entraña misma la negación, y un ser que en lugar de ser vaporoso o fluido es sólido: eso es justamente el ser-ahí (Dasein).
1.1.2 El ser-ahí
En el cuarto capítulo de esta Introducción a la Ciencia de la Lógica explico en detalle este tema. Por eso aquí me limitaré a indicar el movimiento general del discurso.
El capítulo consta de tres partes:
A. El ser-ahí como tal
B.
La finitud
C. La infinitud
De nuevo, es el crecimiento de la negación lo que estructura el capítulo. Y lo mismo sucede con las articulaciones menores dentro de un capítulo.
A. El ser-ahí en cuanto tal
Esta parte del capítulo consta de los siguientes momentos:
a)
El ser-ahí en general
b) El ser-ahí como cualidad
c) El
ser-ahí como sujeto
En a), Hegel hace resaltar la diferencia con el devenir (lo que expliqué al final del capítulo primero). Lo importante es que aquí estamos ante un primer punto de partida sólido. Pero es mucho más pobre de lo que uno estaría inclinado a pensar. No se trata todavía de un sujeto elemental como es el "algo". Esto vendrá recién bajo c).
Bajo b), comienza a aparecer la multiplicidad de "cualidades", y lo que las configura es la negación. El ser-ahí, en unos casos es verde, en otros es rojo, etc. Es decir, cada uno se constituye por negación de los otros. Y lo mismo vale de otras cualidades: hay cualidades sonoras, que no son ni ópticas ni calóricas, etc.
Finalmente, en c), aparece por fin el primer protosujeto: el "algo". Este es fruto de la negación de la negación. Un "algo" no es tan indefinido como el "ser-ahí" en general. Se define por relación al devenir que lo precede y consiste en la mera afirmación inmediata del resultado de la dialéctica anterior. El "algo", en cambio, se define por relación a las cualidades. Si la cualidad es negación, el "algo" es negación de la negación. Esta expresión indica que estamos en el momento de la "sursumción", y éste ocurre en el tercer momento del desarrollo dialéctico. En general, los terceros momentos se acordarán con el esquema de la negación que hasta aquí ha aparecido: afirmación inmediata, negación y negación de la negación.
B. La finitud
Estos son los tres momentos de esta sección:
a) Algo y un
otro
b) Destinación, constitución
c) La finitud
En a), damos un paso más en el camino de la negación. Aquí va a aparecer la pluralidad de los "algos": algo no puede constituirse propiamente en algo si no hay otro algo, o simplemente otro, que lo limite.
En b), lo que limita al algo no es solamente externo: es externo e interno a la vez, o como dirá Hegel, "el cesar de un otro en él". La membrana celular es un buen ejemplo de frontera: gracias a su actividad, el medio ambiente no penetra en la célula, a menos que la célula lo transforme y lo convierta en su propia sustancia.
En c), se configura la categoría de finitud. Hasta aquí todas las categorías pasaban (übergehen) las unas en las otras. Ahora nos encontramos con una categoría que se queda pegada. "La finitud es la categoría más obstinada del entendimiento". Hegel tiene aquí en la mirilla del fusil a Kant y a Fichte: el proceso al infinito, un proceso que camina hacia una meta nunca alcanzable.
C. La infinitud
Hegel estructura el desarrollo del tema en tres subdivisiones:
a)
El infinito en general
b) Determinación recíproca de lo finito y
de lo infinito
c) La infinitud afirmativa
a) Tiene un carácter muy general. El núcleo del mal infinito está desarrollado en b). El mal infinito es un finito prolongado indefinidamente. Tal es, por ejemplo, la condición ética del hombre según Kant: camina, camina, camina para cumplir la ley e incluso en una existencia inmortal y en un proceso infinito nunca llega.
c) Desarrolla el concepto de la verdadera infinitud. "Lo ideal es lo finito tal como está en el infinito verdadero... no existente de manera independiente, sino como momento". Y lo mismo vale para el infinito. "... no se da un infinito que primero sea infinito, y sólo luego tenga la necesidad de convertirse en finito y de llegar a la finitud, sino que él es para sí mismo ya tanto finito como infinito". Dicho de otra manera: "el verdadero infinito, que consiste más bien en estar, en su otro, cerca de sí mismo (bei sich selbst zu sein) —o si uno lo expresa como proceso— en venir en su otro, a sí mismo". Esta no es una categoría más en el proceso lógico. Para Hegel, el infinito verdadero es "el concepto fundamental de la filosofía". Esto lo explicaré más en detalle en el capítulo IV de este libro.
1.1.3 El ser-para-sí
En el ser-para-sí es llevado a su plenitud (vollendet ) el ser cualitativo.
Pero si esto es así, ¿por qué, llegados a la plenitud en la infinitud verdadera, Hegel dedica todavía un capítulo entero a desarrollar las categorías de uno y muchos, de repulsión y atracción? Pienso que es porque quiere deducir la cantidad. Aristóteles y Kant encuentran las categorías en la experiencia común: hay cualidad; hay cantidad; hay acción; etc. Hegel quiere deducir las categorías; en este caso, la cantidad; y para esto le hacen falta una serie de categorías intermedias. En las dos ediciones de la Ciencia de la Lógica dedica a este capítulo unas treinta páginas; en la Enciclopedia , en cambio, sólo seis páginas. Ahí está todo lo esencial. Por eso voy a comentar esta versión del ser-para-sí.
El tratamiento del ser-para-sí ocupa tres párrafos y sus correspondientes adiciones. En el §96 Hegel presenta el momento de la inmediatez del ser-para-sí; en el §97 el momento negativo o de la mediación; en el §98 el momento especulativo o de la sursumción. Este tercero es el momento de la negación de la negación.
α) §96
El ser-para-sí como relación a sí mismo es inmediato, y como relación de lo negativo a sí mismo, es un ente-para-sí (für-sich-seiendes ), el Uno, lo que es en sí sin diferencia, lo que por eso excluye al otro.
En primer lugar estamos frente a un inmediato. En la Ciencia de la Lógica hay dos tipos de categorías: las que son etapas de un desarrollo dialéctico y las que son resultado de él. Mientras en las primeras se hace manifiesta toda la complejidad, las segundas son más simples: dando por adquirido un resultado, se parte de nuevo en otra etapa del proceso dialéctico.
Pero el paso siguiente desconcierta al lector: ¿cómo podemos estar en el Uno sin diferencia y que por eso mismo excluya al otro? Después de alcanzado el nivel de la infinitud, ¿cómo podemos excluir lo otro, siendo que lo propio de la infinitud es sursumir todas las diferencias del orden de la cualidad?
Aquí ayuda tener en cuenta hacia adónde enfila Hegel. No es raro que en la Lógica haya retiradas tácticas; lo que importa es el movimiento en su conjunto: aquí apunta a la cantidad y más allá de ella a la medida, y más allá a la esencia, etc. En las segundas y terceras lecturas esto es claro. Cuando se lee por primera vez la Lógica, es más difícil. Pero ayuda mantener la mente en suspenso, sabiendo que las razones son dadas en el texto que él lee; pero que muchas veces las más importantes aparecerán en un tramo posterior del trayecto.
Volvamos a la inmediatez. Hay un texto de la Ciencia de la Lógica que ilumina el sentido de este término: “No hay nada en el cielo, en la naturaleza, en el espíritu o donde sea, que no contenga al mismo tiempo la inmediación y la mediación, así que estas dos determinaciones se presentan como unidas e inseparables”.
Pasemos a la segunda parte del párrafo. Aquí se habla de lo negativo; pero de una manera a la que no estamos acostumbrados. Hasta aquí conocemos dos tipos de negación: la negación primera o negación determinada (es la que reina en el ámbito del ser-ahí) y la negación de la negación, la vuelta a sí que recupera y eleva todo lo que ha negado. Si anticipamos un poco el desarrollo dialéctico, tendremos una buena pista para interpretar nuestro párrafo.
En el párrafo 97 nos dice: “La relación del negativo a sí mismo es una relación negativa, así pues una diferenciación del Uno consigo mismo, la repulsión del Uno, es decir, la posición de muchos Unos”. El proceso dialéctico que se desarrolla en estos tres párrafos es el siguiente: primero configura el Uno (§96); luego los Muchos Unos como efecto de la repulsión (§97); por fin la atracción los reúne y aquí el Uno ha alcanzado su forma más elevada, su determinación en-sí-y-para-sí. Y con esto ha quedado el terreno listo para el paso a la cantidad.
“El Uno es lo que es en sí sin diferencia, lo que por eso excluye de sí al otro”. ¿No sería más correcto decir que el Uno es en sí sin diferencias porque las sursume y por lo mismo las incluye a todas? Es correcto, pero con esta afirmación no hemos dado ningún paso adelante: estamos simplemente en la infinitud cualitativa. Estamos marcando el paso y lo que Hegel quiere es caminar, en concreto caminar hacia la cantidad. La infinitud cualitativa es verdadera; pero, por el momento, pasa a un discreto silencio. Lo mismo nos pasa en la vida: el adulto lleva sursumida las etapas de la infancia, de la juventud. Pero no siempre está pensando en ellas; otras son las tareas que lo absorben.
Por último, este Uno es calificado de “ente-para-sí” (Für-sich-seiendes ). Mientras que Fürsichsein implica dinamismo, Für-sich-seiendes tiene la forma de un sujeto estático, en reposo. El §96 tiene una adición muy iluminadora para entender el ser-para-sí en su conjunto. Pero para no interrumpir el hilo de la deducción, la dejaré para el final.
β) §97
La relación del negativo a sí mismo es una relación negativa, por lo tanto una diferenciación del Uno consigo mismo, la repulsión del Uno, es decir, la posición de muchos Unos. De acuerdo con la inmediatez del ente-para-sí (für-sich-seienden ), estos muchos son entes (Seiende ), y la repulsión de los Unos que están en el elemento del ser se convierte, en esta medida, en la repulsión de unos con respecto a los otros en tanto que realidades presentes, o una exclusión recíproca.
El punto central de este párrafo es la aparición de los muchos Unos. En la adición a este párrafo Hegel lo explica con gran claridad. No se trata de que los Muchos estén desde siempre ahí y uno de ellos sea el Uno. Así concibe las cosas el pensar representativo. Pero el que piensa de acuerdo con el concepto se da cuenta de que ocurre todo lo contrario.
El Uno que es ente-para-sí (das für sich seiende Eins ) no es algo sin relación, como el ser, sino que es relación tal cual lo es el ser-ahí; sólo que no se relaciona como algo a otro, sino que, en cuanto unidad de algo y otro, es relación a sí mismo y en verdad una relación negativa. En esto el Uno se muestra como lo que es absolutamente incompatible consigo mismo, lo que se rechaza a sí mismo, y aquello como lo cual él se pone es los Muchos.
Podemos designar este lado del proceso del ser-para-sí con un término que se toma en sentido de imagen: la repulsión. Se habla de repulsión en primer lugar en el estudio de la materia y se entiende por esto precisamente el hecho de que la materia, en cuanto es un Muchos, se comporta en cada uno de estos muchos unos como exclusiva frente a todos los otros. No se puede aprehender el proceso de la repulsión como si el Uno fuera lo que rechaza y los Muchos lo que es rechazado; más bien, el Uno no tiene otro ser que el excluirse a sí mismo y ponerse como los Muchos; sino que cada uno de esos Muchos es él mismo un Uno, y en tanto que se comporta como tal, esta repulsión que se da en todos lados se convierte en su opuesto, la atracción.
Comencemos por lo último: la atracción. En el §98 nos mostrará cómo finalmente repulsión y atracción terminan haciendo lo mismo. El analogado principal para pensar el “ser-para-sí” es la materia. Hegel no nos dice que el ser-para-sí sea materia, esto sería incompatible con el nivel de infinitud verdadera que hemos alcanzado, sino que se comporta de una manera análoga a lo que ocurre en la materia: Uno-Muchos-Repulsión-Atracción.
γ) §98
"Pero los Muchos son uno lo que es el otro, cada uno es un Uno o bien uno de Muchos; son por consiguiente una sola y misma cosa. O bien, si la repulsión es considerada en sí misma, es, en tanto que comportamiento negativo de muchos Unos unos respecto de otros, son igualmente su relación; y como aquellos a los cuales el Uno se refiere en su acto de repulsión son Unos, en ellos se relaciona consigo mismo. La repulsión es también, pues, esencialmente atracción; y el Uno exclusivo o el ser-para-sí se 'sursume'.
La determinidad cualitativa, que en el Uno ha alcanzado su ser-determinado-en-y-para-sí, ha pasado por esto en la determinidad en cuanto sursumida, es decir, en el ser en cuanto cantidad."
Nos encontramos ante un resultado paradójico: ¡la repulsión y la atracción son lo mismo! En efecto, el Uno rechaza a los Muchos, pero estos Muchos son Unos idénticos al Uno que repele. Y entonces la relación se invierte y en vez de que el rechazo sea un acto de alejar se convierte en un acto de acercar, de atracción.
Para el pensar cosificante —en lenguaje hegeliano, la representación— esto es una jerga incomprensible. Pero si uno piensa dialécticamente, es decir, que no ve las cosas como realidades estáticas, sino como relaciones dinámicas, procesos, lo que aquí se dice es muy claro y simple: Uno, repulsión, atracción son modos de relacionarse. Pero si se relacionan de igual manera, son lo mismo.
Lo importante viene ahora: el resultado. Llegados a la infinitud verdadera quisimos ir más allá en el orden de la cualidad, llevarla a su plenitud. Tradujimos el ser-para-sí a la categoría del Uno y ahí empezó un nuevo proceso dialéctico, nos creíamos bien encaminados y hemos terminado con las manos vacías... Pero no del todo vacías: ha surgido una nueva categoría, la cantidad, y la otra se ha ocultado, aunque sólo por un tiempo.
Ya en la cantidad va a reaparecer la cualidad; pero sobre todo en la medida
El tránsito de la cualidad a la cantidad, que ha sido hecho en suma abreviatura en el §98, tiene una cierta mayor extensión en la Adición. El paso, indicado en el párrafo precedente, de la cualidad a la cantidad no se encuentra en nuestra conciencia ordinaria. Para ésta, la cualidad y la cantidad valen como una pareja de determinaciones que subsisten de manera independiente una al lado de la otra, y esto significa en consecuencia que las cosas están determinadas no sólo cualitativamente, sino también cuantitativamente.
La gente no se pregunta de dónde vienen las determinaciones y cómo se relacionan unas con otras. Este proceso de relacionamiento dialéctico es lo que Hegel llama deducir: parte de las categorías más elementales y progresivamente el proceso lo va empujando de unas a otras. Este proceso no es cualquiera. Por ejemplo, no se puede empezar por la cantidad. Si uno hace eso, simplemente no habrá proceso dialéctico. En este proceso se distinguen varios momentos, que tampoco pueden ir en cualquier orden: está primero la afirmación inmediata, luego el momento de la negación, luego el momento de la negación de la negación. Todo el proceso dialéctico en su conjunto es de una coherencia notable. También de una fecundidad notable. Pero el movimiento dialéctico comporta también algunos inconvenientes: a veces Hegel se ve obligado a forzar las cosas, sobre todo cuando quiere hacer la transición de una categoría a otra ahí donde el tránsito no se ve claro. Es lo que creo que le pasa en la deducción de la cantidad. Las categorías intermedias de Uno y Muchos, repulsión y atracción son el precio que Hegel paga para pasar deductivamente de la cualidad a la cantidad.
Volvamos a la segunda adición al §98. Partimos del ser y su verdad resultó ser el devenir; la de éste el ser-ahí, la de éste la infinitud y la de ésta el ser-para-sí. Y entonces entramos en un callejón aparentemente sin salida. El proceso de repulsión y atracción lleva a una situación en la cual no es posible decir nada más desde el punto cualitativo. La cualidad se suprime a sí misma (sich aufhebt). Aquí se trata del Aufhebung en el sentido de negación, no en el de elevación. Pero las situaciones de encierro tienen su significación en el proceso dialéctico. Cuando ya no es posible avanzar más en una dirección, la mente queda libre para mirar en otras direcciones. Es lo que aquí sucede.
"Ahora bien, esta cualidad suprimida no es ni un nada abstracta, ni un ser igualmente abstracto y sin determinaciones, sino solamente el ser indiferente a la determinidad... y es esta figura del ser, que se encuentra también en nuestra representación ordinaria como cantidad. En consecuencia, nosotros consideramos las cosas primero desde el punto de vista de su cualidad, y ésta vale para nosotros como la determinidad idéntica al ser de la cosa. Si venimos en seguida a considerar la cantidad, ésta nos presenta inmediatamente la representación de la determinidad indiferente, exterior, de tal manera que una cosa, aunque varíe su cantidad y ella misma se haga más grande o más chica, permanece siendo lo que es".
La cantidad no está ligada al ser o, en otro lenguaje, "la cualidad suprimida es el ser indiferente a la determinidad". Supongamos de una pradera: una pradera de dos hectáreas, de cinco o de diez es siempre una pradera. Yo puedo mudar la cantidad y no pasa nada. Distinta es la situación de la cualidad: si yo inundo la pradera, hago una muralla de contención de las aguas y un canal para que vayan saliendo gradualmente, he cambiado radicalmente la cosa: ya no es una pradera sino un tranque. El ser-ahí es un ser con una negación, de tal modo que si yo cambio una negación por otra, cambio también el ser-ahí. La cualidad está ligada al ser.
Explicaré finalmente la primera adición al §96 y la adición al §98.
Adición al §96
Al ser-para-sí se lo puede mirar tanto retrospectivamente como prospectivamente. El grueso de la dialéctica que se va a desplegar aquí es prospectiva. Pero antes de esto deja claramente configurado el ser-para-sí como término de un proceso. Esto lo hace en la Enciclopedia en la adición al §96 y en la Ciencia de la Lógica al final del capítulo 11: ser-ahí. El ejemplo más cercano del ser-para-sí lo tenemos en el Yo.
Nosotros nos sabemos, en tanto que ser-ahí, ante todo diferentes de otro ser-ahí y en relación con él. Pero sabemos además que este vasto campo del ser-ahí viene a contraerse, por así decirlo, como en una punta, en la forma simple del ser-para-sí. Cuando decimos "Yo", hay aquí la expresión de la relación infinita y al mismo tiempo negativa a sí mismo. Se puede decir que el hombre se diferencia del animal y por lo mismo de la naturaleza en general en el hecho de que se sabe como Yo, y con esto se expresa, al mismo tiempo que las cosas de la naturaleza no llegan al ser-para-sí libre, sino que, en cuanto limitadas al ser-ahí, no son nunca nada más que un ser-para-otro.
En la dialéctica que viene a continuación será otro el enfoque que dará al ser-para-sí. Pero esto no cancela lo que aquí se ha dicho; va a emerger a su debido tiempo. La mayor parte de las realidades mundanales se limitan a autoafirmarse por la vía de negar simplemente todas las demás cosas: la vaca niega el pasto, el agua, el aire, etc.; la planta niega todas las otras plantas, los animales, etc. La categoría que da cuenta de esta manera de ser como simple negación es el ser-ahí. El hombre es también un ser-ahí; pero hace además otra cosa: niega este proceso de negaciones, lo eleva, lo "sursume" y lo refiere todo a sí mismo. Y esto no sólo en la forma de conocimiento, sino también de voluntad y de acción transformadora: pone su mano en el mundo y, de mero ser-ahí que era, lo convierte en cultura.
En tiempos de Hegel era corriente hablar de "realidad" e "idealidad", de objetos reales yuxtapuestos a objetos ideales. Hegel rechaza este enfoque. En su lugar, propone llamar "idealidad" aquello más elevado y que constituye la verdad de la "realidad". Es realidad todo lo que es del orden del ser-ahí y es idealidad todo lo que es del orden del ser-para-sí.
La idealidad no tiene un contenido sino en la medida en que es el contenido de la idealidad de algo... es el ser-ahí determinado como realidad, que mantenido firme para sí mismo, no posee ninguna verdad. No sin razón se ha percibido la diferencia entre la naturaleza y el espíritu de una manera tal que podría referirse aquélla a la realidad y a éste a la idealidad. La naturaleza no es algo firme y acabado que pudiera subsistir sin el espíritu. Sólo en el espíritu puede llegar a su meta (Ziel) y a su verdad. Asimismo el espíritu no es simplemente un más allá abstracto, sino que no es verdadero y verificado como espíritu más que en la medida en que contiene en sí mismo la naturaleza como sursumida.
Adición I al §98
Al terminar ya este tercer capítulo, Hegel toma posición frente a los atomistas y frente a Kant. En la Ciencia de la Lógica lo ha hecho ya con respecto a Leibniz y Spinoza.
La filosofía atomística constituye un grado esencial en el desarrollo de la Idea, y el principio de esta filosofía es en general el ser-para-sí en la figura del Mucho. Como en nuestros días la atomística goza de favor entre los físicos que no quieren oír hablar de metafísica, hay que recordar aquí que no se escapa a la metafísica, y más precisamente a la reducción de la naturaleza a pensamientos, refugiándose en los brazos de la atomística, puesto que el átomo es de hecho él mismo un pensamiento, y por consiguiente la aprehensión de la materia como constituida de átomos es una aprehensión metafísica. Es verdad que Newton ha advertido expresamente a la física de protegerse de la metafísica; sin embargo, hay que recordar que él mismo no se comportó de acuerdo con esta advertencia, y esto lo honra.
El verdadero tema de discusión no es si hay o no hay metafísica, sino qué tipo de metafísica se usa para pensar la naturaleza. La que los antiguos atomistas usaron corresponde a lo que Hegel llama "determinaciones de pensamiento unilaterales, fijadas por el entendimiento". Según los antiguos atomistas hay átomos y vacío en el cual éstos se mueven al azar. El mérito de Kant es haber complementado la aprehensión de la materia, considerándola como la unidad de la repulsión y de la atracción
L 2 SECCIÓN SEGUNDA: CANTIDAD
La sección dedicada a la cantidad es, por mucho, la más extensa en la Ciencia de la Lógica : 158 páginas en la edición Lasson y 190 en la traducción Mondolfo. Y es a la vez la menos importante. No es que carezca de importancia —sin ella faltaría una pieza clave del proceso dialéctico—, sino que comparativamente su relevancia es menor que la de las otras ocho secciones. Pero esa pieza clave puede desarrollarse en un espacio más corto. Es lo que Hegel hace en la Lógica de la Enciclopedia . Con la abreviación, el razonamiento gana en nitidez y fuerza. Por eso voy a exponer el movimiento del Concepto siguiendo la versión de la Enciclopedia de 1830. Ocasionalmente, ahí donde el texto sea demasiado escueto o hermético, recurriré a los lugares pertinentes de la Ciencia de la Lógica .
La Doctrina del Ser (&84-111) se divide en: A. Cualidad
B.
Cantidad
C. Medida
La Cantidad (&99-106) se subdivide en: a) Cantidad pura
b)
El cuanto
c) El grado
a. Cantidad pura
&99
La cantidad es el ser puro, en el cual la determinidad está puesta no ya como siendo una sola con el ser mismo, sino como negada y asumida (aufgehobene ) o como indiferente.
Ya explicamos lo que aquí se dice al presentar la Adición 2 al &98. Pero, si bien ahí se dan todos los elementos para entender este paso conceptualmente, necesitaremos toda la sección "Cantidad" para comprender el verdadero alcance de esta afirmación. Hegel comienza a desarrollarlo en una Nota en la cual trata tres puntos.
El término "magnitud" (Größe)
El término "magnitud" (Größe ) no conviene para la cantidad más que en la medida en que designa sobre todo la cantidad determinada. Es cantidad determinada lo que aquí va a tratar bajo b. El cuanto. Ahí se habla de la realidad en forma cuantificada y para eso se usan números: cien metros, una onza, tres pulgadas, etc. Lo que está haciendo aquí es algo previo a la reflexión sobre las cantidades concretas. Está acuñando el concepto de cantidad pura, desde el cual puedan ser deducidos los otros conceptos cuantitativos.
La tradición filosófica ha tomado de las matemáticas los conceptos básicos de la cantidad. Hegel es el primero que se aparta de esta tradición. Se aparta de ella en tres puntos:
Primero , no se contenta con encontrar las categorías, sino que quiere deducirlas, es decir, asistir a su génesis especulativa. Para eso le fue preciso montar un escenario y descubrir unas reglas del juego. El escenario lo constituyen el conjunto de los tres libros, nueve secciones y veintisiete capítulos de la Lógica . Las reglas del juego son las que ponen de manifiesto algo que él llama "el movimiento del Concepto". El proceso se despliega en un movimiento de tres tiempos: inmediatez simple, mediación e inmediatez deviniente; que no tiene la forma de una línea indefinida ni de un círculo, sino de un espiral. En cada vuelta del espiral se dan los tres momentos, pero cada vez con un grado de complejidad creciente.
Esto explica por qué a Hegel le interesa resaltar las correspondencias a lo largo de toda la obra. En el caso de la cantidad, la cantidad pura corresponde al ser, el cuanto al ser-ahí y el grado al ser-para-sí.
Segundo , Hegel discrepa acerca del modo de concebir la relación entre cantidad continua y cantidad discreta. La tradición las considera dos especies de cantidad, mientras Hegel piensa que son dos momentos de una única cantidad.
Tercero , Hegel se aparta también al distinguir cantidad y cuanto. De esto hablaré en b. El cuanto.
"La matemática suele definir la magnitud como aquello que puede ser aumentado o disminuido"
Esto está mejor explicado en la Lógica : la magnitud tiene una significación más restringida que la cantidad.
Bajo la expresión "magnitud" se entiende el cuanto, como en los ejemplos dados... no la cantidad... La definición que se da en matemáticas de la magnitud concierne igualmente al cuanto. Habitualmente se define la magnitud (Größe ) como algo que se puede aumentar o disminuir. Pero aumentar significa hacer más grande, disminuir hacer menos grande. Aquí hay una diferencia de la magnitud en general con respecto a sí misma; y la magnitud sería, pues, aquello cuya magnitud puede cambiarse. La definición se muestra, pues, inepta, en cuanto que en ella se utiliza aquella misma determinación que debería ser definida.
Según la definición habitual en matemáticas, la magnitud (Größe ) sería aquello que puede ser más magno (mehr groß ) o menos magno (weniger groß ). Frente a ésta, la definición correcta de la cantidad es aquello cuya determinación es indiferente al ser. Ella se opone a la cualidad cuya determinación está inmediatamente ligada al ser. Un rojo que cambia de más rojo a menos rojo es siempre un rojo; pero si cambia de rojo a azul, tenemos simplemente otro color.
"El Absoluto es la cantidad pura"
De esto pueden darse dos interpretaciones, por lo demás compatibles entre sí: la que Hegel da en el &85 y su correspondiente Adición, y la que propone Léonard en su Comentario a la Lógica de la Enciclopedia .
La primera la expondré al final, al comentar el capítulo de la idea absoluta, porque involucra una reflexión sobre la Lógica en su conjunto. La segunda, la expone Léonard en estos términos:
Esta definición del Absoluto ... corresponde al punto de vista según el cual el Absoluto es, al modo de la cantidad pura, una materia indeterminada ... que recibe determinaciones formales ... exteriores e indiferentes, en resumen, determinaciones sólo cuantitativas. Esta definición que constituye el fondo de todos los materialismos así como de todas las teorías del caos original, se encuentra en la época de Hegel en el Schelling del Sistema de la identidad , en donde el Absoluto es representado como la indiferencia absoluta, especie de fondo metafísico que no es ni naturaleza ni espíritu y cuyas diversas formas naturales y espirituales no son más que modificaciones que provienen de la preponderancia cuantitativa del elemento real sobre el elemento ideal o inversamente.
&100
La cantidad, (tomada) ante todo en su relación a sí misma o en la determinación de la igualdad consigo misma puesta por la atracción, es magnitud continua; en la otra determinación contenida en ella, la del Uno, es magnitud discreta.
Un texto como éste desconcierta a quien tiene formación en ciencias y también a muchos filósofos. Para todos ellos, cantidad continua, discreta, atracción, repulsión, etc., son conceptos naturales, es decir, obtenidos por abstracción a partir de realidades naturales. Para Hegel, en cambio, los mismos nombres designan conceptos lógicos, no en el sentido de la lógica formal, sino en el sentido de una lógica dialéctica de contenido.
Comparemos el discurso sobre la cantidad en matemáticas y en un pensar de tipo hegeliano. El matemático dirá que es continua una línea, una superficie, un cuerpo o el espacio y el tiempo cuando aparecen de manera continua en la intuición, y luego el entendimiento abstrae de esas realidades físicas las concreciones para quedarse con la cantidad continua pura.
Es discreta, en cambio, una magnitud que sólo puede darse dentro de ciertos límites. Un kilo puede variar, pero no indefinidamente como una recta. Estas y en general las unidades de medida son magnitudes discretas.
Todo esto tiene sentido para el matemático, para las disciplinas científicas y para el sentido común en general. En cambio, a todos ellos les crea dificultad el que el discurso hegeliano use las mismas palabras del vocabulario de las ciencias, pero que las palabras no signifiquen lo mismo. Si simplemente significaran algo diferente, el hombre de ciencias podría tomar nota del cambio de significaciones e interpretar consecuentemente. Pero aquí se trata de algo muy diverso.
El matemático puede tener claros los conceptos de la cantidad, sin que por ello pueda decir lo mismo de la acción eficaz (Wirklichkeit ), del silogismo o de la vida. El lógico no puede hacer eso: la Lógica es total o nula. Una lógica de tipo hegeliano uno no la ha entendido hasta llegar al final y estar maduro para la segunda lectura. Todo lo demás son pasos previos.
El matemático no podría abrir directamente el libro en la Sección Cantidad; por más que le explicaran todo en detalle, no entendería. Las categorías de la cantidad suponen las anteriores, las tienen sursumidas. Y a la vez son indispensables para entender la medida, el paso a la esencia, etc.
Después de lo dicho, no será difícil entender la primera parte de la Nota al &100.
La magnitud continua y la magnitud discreta
La magnitud continua y la magnitud discreta no deben, pues, ser miradas como especies, como si la determinación de una no le correspondiera a la otra. Ellas se diferencian solamente en que el mismo todo es puesto una vez bajo una de sus determinaciones, y la otra vez bajo la otra.
Hegel ilustra esto con un ejemplo en la Adición correspondiente. Es oportuno aquí hacer notar el diferente rol que juegan los ejemplos en otras filosofías y en la hegeliana. En la filosofía tradicional el contenido del concepto está en los seres singulares, solo que está unido a algo más; lo que hace el entendimiento abstrayente es limpiar el contenido de todo lo que no es esencial en él. Para Hegel, en cambio, el contenido del concepto lo da el proceso deductivo, y el rol del ejemplo es un auxiliar pedagógico para ayudar a la comprensión.
Se dice, por ejemplo, que el espacio que esta pieza ocupa es una magnitud continua, y que estos cien hombres que están reunidos en ella forman una magnitud discreta. Ahora bien, el espacio es continuo y al mismo tiempo discreto; y en consecuencia hablamos de puntos del espacio y dividimos también el espacio, por ejemplo, una cierta longitud, en tantos pies y pulgadas, etc., lo cual no puede tener lugar sino sólo bajo la presuposición de que el espacio es en sí también discreto. Del mismo modo, por otra parte, la magnitud discreta compuesta de cien hombres es al mismo tiempo continua, y lo que les es común, el género "hombre" que atraviesa todos los individuos singulares y los religa entre ellos, es aquello en que está fundada la continuidad de esta magnitud. (Adición al &100 )
No hay, pues, dos tipos de cantidad, sino un único tipo; pero éste es susceptible de ser mirado desde el lado de la continuidad o de la discontinuidad.
Kant toma la tesis de la antinomia —toda sustancia del mundo está compuesta de partes simples— del entendimiento. Y toma la antítesis de la intuición. Lo que Kant no vio es que ambas son fruto del trabajo unitario de la razón: una vez entendido esto, la refutación de la antinomia contenida en el &100 (Nota 2) cae por su propio peso.
"Las antinomias kantianas, consideradas más de cerca, no contienen otra cosa más que la afirmación ... de cada uno de los dos momentos opuestos en una determinación para sí y aislada de la otra."
b. Cuanto
Éste es uno de los lugares donde más difieren la Enciclopedia y la Ciencia de la Lógica , no solo en extensión, como ya se dijo, sino también en la distribución de los temas.
La Enciclopedia trata la cantidad en tres subdivisiones:
a) Cantidad pura
b) El cuanto
c) El grado
En cambio, la Ciencia de la Lógica la divide en tres capítulos:
Cantidad pura
Cuanto
Relación cuantitativa
El capítulo sobre el cuanto es muy extenso. Se divide en:
A.
Número
B. Cuanto extensivo e intensivo
C. Infinitud
cuantitativa
De los temas aquí indicados en la Enciclopedia , bajo b) trata solamente del número; todo lo demás se desarrolla en cuatro párrafos de la Enciclopedia , ilustrados con largas adiciones sobre la infinitud cuantitativa.
Pero, a pesar de esto, la diferencia en cuanto al discurso lógico es mínima. La diferencia de extensión se debe a que en la Lógica entra en discusión detallada con filósofos (Descartes, Leibniz, Kant) y con matemáticos y físicos desde el Renacimiento hasta su tiempo (Cavalieri, Carnot, Euler, Fermat, Newton, Barrow, Landon, etc., y sobre todo Lagrange).
&101
La cantidad, puesta esencialmente con la determinidad exclusiva que está contenida en él, es el cuanto: cantidad limitada.
Hegel no pierde ocasión de señalar las correspondencias entre sus conceptos para que así aparezca claro que no se trata de conceptos abstraídos del mundo sensible, sino de conceptos construidos. Estas correspondencias no son casuales, sino que Hegel deduce sus conceptos teniéndolas explícitamente presentes.
"El cuanto es el ser-ahí de la cantidad, mientras que la cantidad pura corresponde al ser y... el grado al ser-para-sí" (Adición al &101) .
El cuanto deviene cuanto —por ejemplo, cinco peces, tres kilómetros— en virtud de una negación: cinco peces y no dos, ni tres, etc. Esta negación no viene de afuera: el principio de la negación ya está contenido en la cantidad pura bajo la modalidad del en-sí (an sich ). Ahora, en el cuanto, esta negación se hace explícita, se desarrolla o, como dice Hegel, es puesta .
En la cantidad pura aparecieron los dos momentos: continuidad y discontinuidad; ella es la unidad de ambos. Pero los dados ahí se encontraban cargados hacia la continuidad. Ahora va a prevalecer el momento de la discontinuidad.
&102
El cuanto tiene su desarrollo y su determinidad realizada (vollendete ) en el número (Zahl ), cuyo elemento está constituido por el Uno (Eins ), que contiene en sí, como sus momentos cualitativos, según el momento de la discreción, el monto (Anzahl ), y según el de la continuidad, la unidad (Einheit ).
El número del que aquí se trata no viene directamente de la vida cotidiana ni de las matemáticas. Es un número lógico, es decir, resultado de una deducción y punto de partida de nuevas deducciones. A él se llega por la unidad negativa de la continuidad y de la división, y desde allí se avanza a la deducción del cuanto extensivo y del cuanto intensivo.
Esta unidad negativa es la relación a sí mismo pasando por la negación del otro de sí. Es decir, no es una unidad inmediata, sino mediada.
En el &101 se dice que el cuanto es una cantidad limitada, pero no se dice cómo. En este párrafo Hegel nos habla de un cuanto desarrollado y que tiene su determinidad plenamente realizada. Esto ocurre por medio del número.
Y a continuación nos dice que el número tiene como su elemento, como su momento constitutivo, el Uno (Eins ). Este Uno no está estático, sino en permanente movimiento dialéctico. Sus momentos son el monto (Anzahl ) y la unidad (Einheit ).
El “monto” es lo que hace configurar cantidades discretas: 1, 2, 200 ovejas. Pero en virtud del principio de unidad (Einheit ), este conjunto no es una multitud indefinida que crece o disminuye como el humo o el océano, sin ninguna regla propia. Cualquier monto de animales, de ladrillos, etc., tiene su unidad y puede ser considerado tal frente a otros montos también unitarios.
REPITO UNA PARTE POR COMO ME MAL RESPONDE QWEN
b.
Cuanto
Éste es uno de los lugares donde más difieren la Enciclopedia y la Ciencia de la Lógica , no solo en extensión, como ya se dijo, sino también en la distribución de los temas.
La Enciclopedia trata la cantidad en tres
subdivisiones:
a) Cantidad pura
b) El cuanto
c) El grado
En cambio, la Ciencia de la Lógica la divide en tres capítulos:
Cantidad pura
Cuanto
Relación cuantitativa
El capítulo sobre el cuanto es muy extenso. Se divide en:
A.
Número
B. Cuanto extensivo e intensivo
C. Infinitud
cuantitativa
De los temas aquí indicados en la Enciclopedia , bajo b) trata solamente del número; todo lo demás se desarrolla en cuatro párrafos de la Enciclopedia , ilustrados con largas adiciones sobre la infinitud cuantitativa. Pero, a pesar de esto, la diferencia en cuanto al discurso lógico es mínima. La diferencia de extensión se debe a que en la Lógica entra en discusión detallada con filósofos (Descartes, Leibniz, Kant) y con matemáticos y físicos desde el Renacimiento hasta su tiempo (Cavalieri, Carnot, Euler, Fermat, Newton, Barrow, Landon, etc., y sobre todo Lagrange).
§101
La cantidad, puesta esencialmente con la determinidad exclusiva que está contenida en ella, es el cuanto: cantidad limitada.
Hegel no pierde ocasión de señalar las correspondencias entre sus conceptos para que así aparezca claro que no se trata de conceptos abstraídos del mundo sensible, sino de conceptos construidos. Estas correspondencias no son casuales, sino que Hegel deduce sus conceptos teniéndolas explícitamente presentes.
"El cuanto es el ser-ahí de la cantidad, mientras que la cantidad pura corresponde al ser y... el grado al ser-para-sí" (Adición al §101) .
El cuanto deviene cuanto —por ejemplo, cinco peces, tres kilómetros— en virtud de una negación: cinco peces y no dos, ni tres, etc. Esta negación no viene de afuera: el principio de la negación ya está contenido en la cantidad pura bajo la modalidad del en-sí (an sich ). Ahora, en el cuanto, esta negación se hace explícita, se desarrolla o, como dice Hegel, es puesta .
En la cantidad pura aparecieron los dos momentos: continuidad y discontinuidad; ella es la unidad de ambos. Pero los dados ahí se encontraban cargados hacia la continuidad. Ahora va a prevalecer el momento de la discontinuidad.
§102
El cuanto tiene su desarrollo y su determinidad realizada (vollendete ) en el número (Zahl ), cuyo elemento está constituido por el Uno (Eins ), que contiene en sí, como sus momentos cualitativos, según el momento de la discreción, el monto (Anzahl ), y según el de la continuidad, la unidad (Einheit ).
El número del que aquí se trata no viene directamente de la vida cotidiana ni de las matemáticas. Es un número lógico, es decir, resultado de una deducción y punto de partida de nuevas deducciones. A él se llega por la unidad negativa de la continuidad y de la división, y desde allí se avanza a la deducción del cuanto extensivo y del cuanto intensivo. Esta unidad negativa es la relación a sí mismo pasando por la negación del otro de sí. Es decir, no es una unidad inmediata, sino mediada.
En el §101 se dice que el cuanto es una cantidad limitada, pero no se dice cómo. En este párrafo Hegel nos habla de un cuanto desarrollado y que tiene su determinidad plenamente realizada. Esto ocurre por medio del número.
Y a continuación nos dice que el número tiene como su elemento, como su momento constitutivo, el Uno (Eins ). Este Uno no está estático, sino en permanente movimiento dialéctico. Sus momentos son el monto (Anzahl ) y la unidad (Einheit ). El "monto" es lo que hace configurar cantidades discretas: 1, 2, 200 ovejas. Pero en virtud del principio de unidad (Einheit ), este conjunto no es una multitud indefinida que crece o disminuye como el humo o el océano, sin ninguna regla propia. Cualquier monto de animales, de ladrillos, etc., tiene su unidad y puede ser considerado tal frente a otros montos también unitarios.
c. Grado
§103
El límite (Grenze ) es idéntico con el todo del cuanto mismo; en cuanto múltiple dentro de sí (in sich ), es magnitud extensiva; pero en cuanto es determinidad simple dentro de sí mismo (in sich ), es magnitud intensiva o grado.
Dos cosas ayudan a entender esta categoría: la ciencia y la filosofía de su tiempo y el interés de Hegel por ver las cosas en un contexto de sistema. Esto último lleva a Hegel a buscar en la realidad estructuras que correspondan a lo que el concepto a priori determina. En esto está bien acompañado por casi todos los grandes desde Platón hasta Kant. Cuando uno tiene una visión global, a veces se ve tentado de hacer un poco de ortopedia para que las entidades correspondan con ella. Esto tiene sus inconvenientes; pero también los tienen otras posturas.
Hegel toma posición frente a las opiniones sobre la cantidad corrientes en su tiempo en dos lugares: en la Adición al §103 de la Enciclopedia y en la Nota que lleva por título "Ejemplos de esta identidad" en la Ciencia de la Lógica , que ilustra su tratamiento del cuanto extensivo e intensivo.
En la representación habitual se suele distinguir el cuanto extensivo e intensivo como especies de magnitudes, como si hubiera objetos que tuvieran solo la magnitud intensiva y otros que tuvieran solo la extensiva. Luego sobrevino la representación de una ciencia filosófica de la naturaleza, y transformó la pluralidad, que es lo extensivo, en un intensivo, en el sentido de que lo intensivo, por ser lo dinámico, es la determinación verdadera.
Frente a esta concepción dualista, propone él una visión unitaria: "toda magnitud intensiva es también extensiva". Y da ejemplos tomados de la física de su tiempo. Así, en el caso del calor: nosotros experimentamos una sensación (su magnitud intensiva), pero al mismo tiempo observamos que la columna de mercurio sube en el termómetro (su magnitud extensiva). Una masa de cierto objeto es como peso un cuanto extensivo, pero como presión que ejerce sobre el mundo circundante, es una magnitud intensiva. Algo análogo puede decirse del color, del número, que como cardinal es cuanto extensivo y como ordinal un cuanto intensivo.
No vale la pena detenerse en estos ejemplos. Su comprensión adecuada supondría una incursión en una física hoy desaparecida. Lo que importa retener, con vistas a la deducción posterior, es que se trata de una sola y misma realidad que se expresa en dos magnitudes diferentes. Supongamos que tengo fiebre; me pongo el termómetro y éste marca 39 grados. Los milímetros que marca en la columna de mercurio se distinguen unos de otros: 36 no es ni 37, ni 38, etc. Pero en esos mismos fenómenos, tomados como grados, el 37 está incluido en el 38, en el 39, etc. En el grado 39 están absorbidos los otros grados. Pero como cantidad extensa, lo único que se requiere para constituir el número 39 es juntar 39 unidades, cualquiera que sea el orden. Aquí se está prefigurando la reaparición de la cualidad en el interior de la cantidad y sobre todo de la medida.
Ahora está claro el sentido del §103: el límite es a la vez múltiple y simple. Es múltiple en cuanto consta de partes extrínsecas las unas a las otras: así en una regla, la línea que marca 37 es distinta de la línea que marca 38 o 39. Es simple en cuanto incluye a todos los números dentro de su único límite. El cuerpo humano no tiene 37 grados de fiebre, y además 38 y además 39. Tiene una única temperatura que las engloba a todas. Una situación contradictoria es indicio de que estamos topando fondo y que un nuevo cambio dialéctico se anuncia.
§104
En el grado el concepto de cuanto está puesto. Es la magnitud en cuanto es indiferente para sí y simple, pero de tal manera que tiene la determinidad, gracias a la cual es cuanto, absolutamente fuera de ella en otras magnitudes. En esta contradicción que consiste en que la frontera (Grenze ) indiferente que es para ella (fürsichseiende ) es la absoluta exterioridad, está puesto el progreso cuantitativo infinito, una inmediatez que se convierte inmediatamente en su contrario, en el ser-mediado... e inversamente.
Dos frases de este párrafo nos pueden ayudar a desentrañar su sentido:
"En el grado el concepto de cuanto está puesto".
"En esta contradicción está puesto el progreso cuantitativo infinito".
La primera nos relaciona con lo que precede; la segunda con lo que sigue. En un proceso dialéctico es importante mirar siempre los estadios que preceden y los que siguen, porque en él todo es resultado: o resultado ya alcanzado o resultado que se prepara. El pensar dialéctico es un pensar del movimiento, y esto no es posible entenderlo si no es caminando con la vista puesta en lo que precede y en lo que sigue.
"Puesto" se va anunciando desde muy lejos en la Enciclopedia . "En el grado el concepto del cuanto está puesto". "Concepto", en sentido hegeliano, tiene dos sentidos: concepto-proyecto y concepto-realizado. Aquí están implicados los dos. Primero, el cuanto es un proyecto; ahí están los materiales y el dinamismo para que esos materiales tomen forma de concepto-realizado. En el número ya están contenidos los elementos que en el grado cuajan en la forma de cuanto realizado. Estos elementos que ahí se hallaban en estadio larvario ahora van a desplegar sus posibilidades, y la primera forma en que se despliegan es la contradicción: "En esta contradicción que consiste... está puesto el progreso cuantitativo infinito". Y la contradicción consiste en que "la frontera (Grenze ) indiferente que es para sí (fürsichseiende ) es la absoluta exterioridad".
El estudio de Hegel requiere hábitos de lectura microscópica. El lector no acostumbrado a ellos puede pensar que aquí se repiten cosas ya dichas desde los comienzos del cuanto y a lo largo de su desarrollo (§101-103). Por primera vez aparece aquí en ambas lógicas (Enciclopedia y Ciencia de la Lógica) la expresión "progreso cuantitativo infinito". Antes vimos el mal infinito de la cualidad; ahora entramos en un proceso correspondiente, y es lícito conjeturar que esto va a desembocar en una nueva forma de infinito. Pero es mejor no adelantar más.
Hay todavía otra expresión nueva: "El (concepto) es la magnitud en tanto que es... simple, pero de tal manera que ella tiene la determinidad por medio de la cual es cuanto absolutamente fuera de ella en otras magnitudes".
Veamos las formas que ha tomado el límite a lo largo del cuanto. Este es el momento adecuado para echar una mirada a la "frontera" (Grenze ) en su conjunto. En la cantidad pura no hay límite. Ya sea en la definición de las matemáticas (lo que puede aumentar o disminuir), ya sea en la definición que deduce Hegel (la determinidad es indiferente al ser), nada hay que decir sobre esta o esta otra cantidad (§99). Eso ocurrirá en el cuanto. Todavía en la cantidad pura hay que distinguir la cantidad discreta de la cantidad continua (§100). Recién en el cuanto aparece la "frontera" y primero en su forma más genérica, en la idea general del límite (§101). Pero el discurso sobre la "frontera" no puede seguir en este nivel de generalidad. Al dar un paso más allá en dirección a lo concreto, se nos presenta el número y éste con sus dos componentes: el monto y la unidad (§102). Damos todavía un paso más y estamos en el grado (§103).
"La frontera es idéntica con el todo del cuanto mismo".
Es decir, la totalidad del cuanto tiene una magnitud extensiva y la misma totalidad tiene una magnitud intensiva o grado. Tampoco estas dos son especies de cantidad, sino dos lados indisociables de la única cantidad. La "frontera" del grado es el número ordinal. Pero míresemos un poco más de cerca.
Visto por relación a los números que preceden, éste los engloba. Pero hace falta explicar todavía qué es lo que limita al grado 39. El que limita al grado 39 es el 40, y a éste el 41, y así indefinidamente. Esta es la "absoluta exterioridad" de que habla el párrafo. Hemos caído en el mal infinito.
"El progreso infinito, ahora de la cantidad, es igualmente la repetición privada de pensamiento de una sola y misma contradicción que es el cuanto en general, y está puesta en su determinidad, el grado".
Fleischmann explica muy bien esto en su comentario a la Ciencia de la Lógica :
"La suma - 100- no será más un límite interior, que delimita sus componentes propios, sino un límite 'exterior', captable únicamente por una cesura que interponemos entre 100 y 101; por consiguiente, desde el momento en que está puesto, está ya sobrepasado, era preciso sobrepasarlo para fijarlo. Una suma (Anzahl ) no puede ser tal más que por relación a una suma mayor... y así hasta el infinito".
Hemos llegado al final de un camino:
"El progreso infinito es sólo la expresión de esta contradicción (la del cuanto) y no la solución de ella".
Pero queda un camino abierto: el de la cualidad "sursumida". Sin embargo, no podíamos pasar directamente a ella sin haber explorado antes la cantidad.
REPITO PARTE DEL TEXTO POR CULPA DE QWEN, QUE NO ME HACE CASO.
c. Grado
§103
El límite (Grenze ) es
idéntico con el todo del cuanto mismo; en cuanto múltiple dentro de
sí (in sich ), es magnitud extensiva; pero en cuanto es
determinidad simple dentro de sí mismo (in sich ), es
magnitud intensiva o grado.
Dos cosas ayudan a entender esta categoría: la ciencia y la filosofía de su tiempo y el interés de Hegel por ver las cosas en un contexto de sistema. Esto último lleva a Hegel a buscar en la realidad estructuras que correspondan a lo que el concepto a priori determina. En esto está bien acompañado por casi todos los grandes desde Platón hasta Kant. Cuando uno tiene una visión global, a veces se ve tentado de hacer un poco de ortopedia para que las entidades correspondan con ella. Esto tiene sus inconvenientes; pero también los tienen otras posturas.
Hegel toma posición frente a las opiniones sobre la cantidad corrientes en su tiempo en dos lugares: en la Adición §103 de la Enciclopedia y en la Nota que lleva por título "Ejemplos de esta identidad" en la Ciencia de la Lógica , que ilustra su tratamiento del cuanto extensivo e intensivo.
En la representación habitual se suele distinguir el cuanto extensivo e intensivo como especies de magnitudes, como si hubiera objetos que tuvieran sólo la magnitud intensiva y otros que tuvieran sólo la extensiva. Luego sobrevino la representación de una ciencia filosófica de la naturaleza, y transformó la pluralidad, que es lo extensivo, en un intensivo, en el sentido de que lo intensivo, por ser lo dinámico, es la determinación verdadera.
Frente a esta concepción dualista, propone él una visión unitaria: "toda magnitud intensiva es también extensiva". Y da ejemplos tomados de la física de su tiempo. Así, en el caso del calor: nosotros experimentamos una sensación (su magnitud intensiva), pero al mismo tiempo observamos que la columna de mercurio sube en el termómetro (su magnitud extensiva). Una masa de cierto objeto es como peso un cuanto extensivo, pero como presión que ejerce sobre el mundo circundante, es una magnitud intensiva. Algo análogo puede decirse del color, del número, que como cardinal es cuanto extensivo y como ordinal un cuanto intensivo.
No vale la pena detenerse en estos ejemplos. Su comprensión adecuada supondría una incursión en una física hoy desaparecida. Lo que importa retener, con vistas a la deducción posterior, es que se trata de una sola y misma realidad que se expresa en dos magnitudes diferentes. Supongamos que tengo fiebre; me pongo el termómetro y éste marca 39 grados. Los milímetros que marca en la columna de mercurio se distinguen unos de otros: 36 no es ni 37, ni 38, etc. Pero en esos mismos fenómenos tomados como grados, el 37 está incluido en el 38, en el 39, etc. En el grado 39 están absorbidos los otros grados. Pero como cantidad extensa, lo único que se requiere para constituir el número 39 es juntar 39 unidades, cualquiera que sea el orden. Aquí se está prefigurando la reaparición de la cualidad en el interior de la cantidad y sobre todo de la medida.
Ahora está claro el sentido del §103: el límite es a la vez múltiple y simple. Es múltiple en cuanto consta de partes extrínsecas las unas a las otras: así en una regla, la línea que marca 37 es distinta de la línea que marca 38 o 39. Es simple en cuanto incluye a todos los números dentro de su único límite. El cuerpo humano no tiene 37 grados de fiebre, y además 38 y además 39. Tiene una única temperatura que las engloba a todas. Una situación contradictoria es indicio de que estamos topando fondo y que un nuevo cambio dialéctico se anuncia.
§104
En el grado el concepto de cuanto está
puesto. Es la magnitud en cuanto es indiferente para sí y simple,
pero de tal manera que tiene la determinidad, gracias a la cual es
cuanto, absolutamente fuera de ella en otras magnitudes. En esta
contradicción que consiste en que la frontera (Grenze )
indiferente que es para ella (fürsichseiende ) es la
absoluta exterioridad, está puesto el progreso cuantitativo
infinito, una inmediatez que se convierte inmediatamente en su
contrario, en el ser-mediado... e inversamente.
Dos frases de este párrafo nos pueden ayudar a desentrañar su sentido:
"En el grado el concepto de cuanto está puesto".
"En esta contradicción está puesto el progreso cuantitativo infinito".
La primera nos relaciona con lo que precede; la segunda con lo que sigue. En un proceso dialéctico es importante mirar siempre los estadios que preceden y los que siguen, porque en él todo es resultado: o resultado ya alcanzado o resultado que se prepara. El pensar dialéctico es un pensar del movimiento, y esto no es posible entenderlo si no es caminando con la vista puesta en lo que precede y en lo que sigue. "Puesto" se va anunciando desde muy lejos en la Enciclopedia . "En el grado el concepto del cuanto está puesto". "Concepto", en sentido hegeliano, tiene dos sentidos: concepto-proyecto y concepto-realizado. Aquí están implicados los dos. Primero, el cuanto es un proyecto; ahí están los materiales y el dinamismo para que esos materiales tomen forma de concepto-realizado. En el número ya están contenidos los elementos que en el grado cuajan en la forma de cuanto realizado. Estos elementos que ahí se hallaban en estadio larvario ahora van a desplegar sus posibilidades, y la primera forma en que se despliegan es la contradicción: "En esta contradicción que consiste... está puesto el progreso cuantitativo infinito". Y la contradicción consiste en que "la frontera (Grenze ) indiferente que es para sí (fürsichseiende ) es la absoluta exterioridad".
El estudio de Hegel requiere hábitos de lectura microscópica. El lector no acostumbrado a ellos puede pensar que aquí se siguen repitiendo cosas ya dichas desde los comienzos del cuanto y a lo largo de su desarrollo (§101-103). Por primera vez aparece aquí en ambas lógicas (Enciclopedia y Ciencia de la Lógica ) la expresión "progreso cuantitativo infinito". Antes vimos el mal infinito de la cualidad; ahora entramos en un proceso correspondiente, y es lícito conjeturar que esto va a desembocar en una nueva forma de infinito. Pero es mejor no adelantar más.
Hay todavía otra expresión nueva: "El (concepto) es la magnitud en tanto que es... simple, pero de tal manera que ella tiene la determinidad por medio de la cual es cuanto absolutamente fuera de ella en otras magnitudes".
Veamos las formas que ha tomado el límite a lo largo del cuanto. Este es el momento adecuado para echar una mirada a la "frontera" (Grenze ) en su conjunto. En la cantidad pura no hay límite. Ya sea en la definición de las matemáticas (lo que puede aumentar o disminuir), ya sea en la definición que deduce Hegel (la determinidad es indiferente al ser), nada hay que decir sobre esta o esta otra cantidad (§99). Eso ocurrirá en el cuanto. Todavía en la cantidad pura hay que distinguir la cantidad discreta de la cantidad continua (§100). Recién en el cuanto aparece la "frontera" y primero en su forma más genérica, en la idea general del límite (§101). Pero el discurso sobre la "frontera" no puede seguir en este nivel de generalidad. Al dar un paso más allá en dirección a lo concreto, se nos presenta el número y éste con sus dos componentes: el monto y la unidad (§102). Damos todavía un paso más y estamos en el grado (§103). "La frontera es idéntica con el todo del cuanto mismo". Es decir, la totalidad del cuanto tiene una magnitud extensiva y la misma totalidad tiene una magnitud intensiva o grado. Tampoco estas dos son especies de cantidad, sino dos lados indisociables de la única cantidad. La "frontera" del grado es el número ordinal. Pero míresemos un poco más de cerca.
Visto por relación a los números que preceden, éste los engloba. Pero hace falta explicar todavía qué es lo que limita al grado 39. El que limita al grado 39 es el 40, y a éste el 41, y así indefinidamente. Esta es la "absoluta exterioridad" de que habla el párrafo. Hemos caído en el mal infinito.
"El progreso infinito, ahora de la cantidad, es igualmente la repetición privada de pensamiento de una sola y misma contradicción que es el cuanto en general, y está puesta en su determinidad, el grado". Fleischmann explica muy bien esto en su comentario a la Ciencia de la Lógica :
"La suma - 100 - no será más un límite interior, que delimita sus componentes propios, sino un límite 'exterior', captable únicamente por una cesura que interponemos entre 100 y 101; por consiguiente, desde el momento en que está puesto, está ya sobrepasado, era preciso sobrepasarlo para fijarlo. Una suma (Anzahl ) no puede ser tal más que por relación a una suma mayor... y así hasta el infinito".
Hemos llegado al final de un camino:
"El progreso infinito es sólo la expresión de esta contradicción (la del cuanto) y no la solución de ella".
Pero queda un camino abierto: el de la cualidad "sursumida". Pero no podíamos pasar directamente a ella sin haber explorado antes la cantidad
&105
Este carácter del cuanto de ser exterior a sí mismo en su determinidad que es para sí (fürsichseienden ), constituye su cualidad; en este ser exterior a sí es precisamente él mismo y está en relación consigo mismo. La exterioridad, es decir, lo cuantitativo, y el ser-para-sí, lo cualitativo, están ahí reunidos. El cuanto en sí mismo (an sich ) puesto así es la Relación (Verhältnis ) cuantitativa.
La determinidad que es al mismo tiempo un cuanto inmediato, el exponente, que un cuanto mediado (als Vermittlung ), a saber, la relación (Beziehung ) de un cuanto a otro, los dos lados de la relación (Verhältnis ), que al mismo tiempo no valen según su valor inmediato, sino que tienen su valor sólo en esta relación.
Este texto es a primera vista difícil. Pero se torna claro a) si uno sabe adonde quiere ir Hegel y b) si uno tiene a la vista algunos de los debates científicos de la época. En general es bueno presumir que él está al día de lo que se discute en materia de ciencia en su tiempo. Esto indica, por otra parte, que el corpus de la ciencia es todavía pequeño y puede caber entero en la cabeza de un hombre de genio.
Hay ciertas categorías que Hegel usa como comodines: cualidad, cantidad, reflexión, puesto, etc. Cada una de ellas ha sido deducida en su lugar propio, ahí es donde tienen su sentido riguroso. Pero esas categorías cumplen además otra función: la de establecer enlaces entre unos lugares de la Lógica y otros, entre unos de nivel inferior y otros de nivel superior. Las categorías de cualidad y cantidad nos va a acompañar hasta el final de la Doctrina del Ser. La categoría de "reflexión" es propia de la Doctrina de la Esencia. Pero al insertarla aquí en determinados momentos de la Sección Medida le ayuda a preanunciar la Esencia hacia la cual Medida nos encamina. Es claro que preanuncios y miradas retrospectivas son más útiles en las segundas y siguientes lecturas.
"Este carácter del cuanto de ser exterior a sí mismo en su determinación que es ser-para-sí constituye su cualidad...". Lo que a uno le extraña es ver aparecer bruscamente la cualidad. Extraña menos si a uno le dicen que aparece aquí como antesala de la unidad cualidad/cantidad, que es la esencia de la medida. Hegel evita las transiciones bruscas y si encuentra una categoría que le sirva de pasarela y con algún fundamento en la realidad, no la va a desechar. Aquí nos dice que el cuanto, que es ser exterior, es además un ente para sí, y eso es la cualidad. Nada transparente este texto. Pero esto se debe a que nosotros entendemos por "cualidad" algo que nos es inmediatamente accesible en la experiencia cotidiana: sonidos, colores, etc. Ahí se trata del concepto natural de cualidad. Ahora queremos acuñar el concepto lógico. Ya dedujimos un tal concepto de cualidad en la primera sección de la Doctrina del Ser. Ahora necesitamos acuñar otro que tiene analogía con el anterior, aunque no es lo mismo. Aquí nos puede ayudar el trasfondo científico de la época. Una de las cosas más discutidas entre los físicos y filósofos es la interpretación mecanicista (Descartes ) vs. la interpretación dinámica (Leibniz ) de la naturaleza.
Para los primeros, todo se reduce a cantidad y movimiento. Para los segundos, es cualidad todo aquello del mundo material que no es cantidad, por ejemplo, la fuerza gravitacional, magnética, eléctrica. Leibniz piensa que habría que desarrollar una matemática de las cualidades. Se puede decir que uno de los puntos centrales de la ciencia moderna, desde Galileo y Kepler, es que la cualidad y lo que más adelante se llamará la intensidad, puede ser medida. Cuando se mide la velocidad uniformemente acelerada o retardada, no se mide extensión y cantidad; se mide otra cosa. La cantidad y la extensión consisten en que sus partes están unas fuera de otras, se definen unas por relación a otras. La cualidad, en cambio, es algo que no se piensa por relación de unas cosas fuera de otras, sino por el contrario como algo unitario referido todo a sí mismo. La fórmula así enunciada no ilumina mucho. Pero podemos buscar algunas vías de aproximación: el yo y en general el ser espiritual se define por relación a sí mismo. En El Fenómeno Humano , Teilhard de Chardin nos indica en la "Advertencia" inicial que ha hecho dos opciones a la partida sin las cuales no le sería posible organizar con sentido el fenómeno humano total.
La primera es el primado acordado a lo psíquico y al Pensamiento en la materia del Universo. Y la segunda es el valor biológico atribuido al Hecho Social alrededor de nosotros. Dejemos de lado la segunda opción que no tiene que ver con nuestro tema. En el c. I, titulado La materia (étoffe ) del Universo , hace una presentación general del mundo leído desde el exterior. Y en el c. II, titulado El interior de las cosas , hace una lectura también global del mundo en clave de conciencia. Pero no la entiende a la manera corriente. Aquí, como en otras partes de este libro, el término conciencia es tomado en su acepción más general, para designar toda especie de psiquismo, desde las formas más rudimentarias concebibles de percepción interior hasta el fenómeno humano de conocimiento reflejo.
Hasta donde nosotros podemos remontar en el pasado, la materia se nos aparece en forma corpuscular. Y el corpúsculo es lo contrario de la cantidad amorfa, es lo que podríamos llamar un núcleo de coherencia.
Este excurso nos ha llevado lejos del tema del &105; pero valía la pena porque así prepara la mente para mirar con más creatividad la relación entre la cualidad y la cantidad. Lo propio de este párrafo no es recuperar la cualidad a secas, sino hacer la unidad de cantidad y cualidad. Es lo que se dice en la primera parte del párrafo. Pero lo más específico de él viene después del punto y guión. "El cuanto en sí mismo puesto así es la relación cuantitativa". Y en la Adición expresa esto con mayor precisión.
El progreso infinito cuantitativo aparece primero como un envío del número más allá de sí mismo. Pero la cantidad considerada más de cerca se muestra por el contrario volviendo hacia sí misma en este progreso, porque... lo que está contenido es... el ser determinado del número por el número... por ejemplo, 2/4. No nos referimos a dos magnitudes que valen en su inmediatez, sino que en este caso nos estamos refiriendo sólo a la relación recíproca de una cantidad a otra.
Por eso igualmente podríamos escribir 2/4, 3/6; pero también 2/1, 4/2, 8/4, 10/5, etc. Todas éstas son diversas formas de una misma relación cuantitativa. Al cociente 2 Hegel le llama exponente (Exponent ). Los números escritos como numerador y como denominador no valen según su valor inmediato, sino sólo como relación. A los números de la fracción los llama lo cuantitativo (das Quantitative ) y al cociente lo llama lo cualitativo (das Qualitative ). Todos son cantidades; pero unos números juegan un rol semejante al de la cantidad y otros juegan un rol afín con lo cualitativo. 3 y 6, tomados en su inmediatez, son claramente cuantitativos. En cambio, el exponente se mantiene idéntico a sí mismo, de forma tal que si cambia él cambia la relación. Esto tiene un cierto parecido con la cualidad. Mudada la cualidad, muda el ser. Por el contrario, los cambios de la cantidad no afectan al ser. Tenemos aquí un eco del &104. No nos apremiemos a darle un sentido más preciso al término cualidad. Y pasemos al & siguiente. Más adelante volveremos sobre la reaparición de la cualidad en el &105.
&106
Los lados de la relación son todavía cuantos inmediatos, y la determinación cualitativa y la determinación cuantitativa son todavía exteriores la una a la otra. Pero según su verdad, a saber que lo cuantitativo es él mismo relación a sí en su exterioridad, o que el ser-para-sí y la indiferencia de la determinidad están reunidos, la relación cuantitativa es la medida.
El párrafo se refiere a dos momentos distintos: al momento en que estamos y al momento hacia el cual caminamos. En principio los dos aspectos son exteriores el uno al otro. Pero desde ya Hegel nos advierte que nos encaminamos hacia su reunión. No vale la pena seguir explicitando en qué consisten los momentos de &103, 104, 105 y 106. Aprovecha más avanzar y luego, a la luz de los niveles alcanzados, será más fácil caracterizar los pasos de C. Grado.
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